La profesora de Literatura propuso a sus alumnos un nuevo ejercicio: tenían que hacer una redacción en la que explicasen en qué les gustaría convertirse. Como era de esperar, muchos niños escogieron ser animales poderosos como el tigre o el león, así como superhéroes, personajes o incluso policías y bomberos, para ayudar a los demás. Pero el más sorprendente fue un alumno que quería ser un televisor.
El texto del muchacho comenzaba así: <<Si pudiese transformarme, como por arte de magia, elegiría ser un televisor, querría ocupar un lugar especial y reunir en torno a mía a todos los miembros de la familia. Desearía que todos escuchasen mis palabras, que mi padre estuviese atento a lo que le cuento aunque hubiese llegado agotado del trabajo. Que mi madre dejase cuanto tiene entre manos, que siempre es mucho, para dedicarme su tiempo sin prisas, relajadamente. Que mis hermanos se peleasen por estar a mi lado... Me gustaría poder divertirlos a todos>>.
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