Esta nadadora catalana, ya fallecida, era de la vieja escuela. Montserrat, más conocida como Monty, aprendió a nadar en un río, teniendo en mente el sueño de hacerlo en el mar. Y vaya si lo hizo. Entre sus logros, destacan ser la primera mujer en cruzar a nado el estrecho de Gibraltar, en apenas cinco horas, y el canal de la Mancha, que hizo en los dos sentidos, es decir, tanto partiendo desde Francia, en 1958, como desde Inglaterra, en 1961. También fue la primera deportista en completar la travesía de 115 kilómetros entre Concordia (Argentina) y Colón (Uruguay), que le llevó 25 horas y 20 minutos en 1963, y una de las pocas que, en los años 60, desafiaron al misterioso monstruo y cruzaron al lago Ness a nado.
Y, aunque ahora pueden parecer hazañas menores, lo cierto es que ni a ella ni a los nadadores de su época les resultaba nada fácil superar estos retos. <<En mi época no había sistemas GPS, ni Medicina Deportiva. Hablábamos con los pescadores de la costa que conocían las corrientes y las condiciones del mar. Así es como se hicieron los primeros cruces de canales y travesías de natación, y así es como se debería mantener. Ahora hay muchos más avances tecnológicos que permiten esquivar corrientes y dispones de datos que antes ni soñábamos tener. Calculábamos brazadas, tiempos y distancias con papel y lápiz>>, explicaba esta mujer que era enemiga acérrima del traje de neopreno. Tampoco se permitía el lujo de apoyarse en la embarcación que la acompañaba y se protegía de la aguas gélidas sólo con una capa de grasa (50% de lanolina y 50% de vaselina), con la que se untaba todo el cuerpo para soportar el frío.
Con su extenso currículum no es extraño que esta pionera y reina de los mares, bautizada como la <<sirena de Olot>> (su localidad natal en Girona), se convirtiera en la primera mujer en entrar en el international Marathon Swimming Hall of Fame y que conquistase también la Real Orden del Mérito Deportivo.
Y, aunque ahora pueden parecer hazañas menores, lo cierto es que ni a ella ni a los nadadores de su época les resultaba nada fácil superar estos retos. <<En mi época no había sistemas GPS, ni Medicina Deportiva. Hablábamos con los pescadores de la costa que conocían las corrientes y las condiciones del mar. Así es como se hicieron los primeros cruces de canales y travesías de natación, y así es como se debería mantener. Ahora hay muchos más avances tecnológicos que permiten esquivar corrientes y dispones de datos que antes ni soñábamos tener. Calculábamos brazadas, tiempos y distancias con papel y lápiz>>, explicaba esta mujer que era enemiga acérrima del traje de neopreno. Tampoco se permitía el lujo de apoyarse en la embarcación que la acompañaba y se protegía de la aguas gélidas sólo con una capa de grasa (50% de lanolina y 50% de vaselina), con la que se untaba todo el cuerpo para soportar el frío.
Con su extenso currículum no es extraño que esta pionera y reina de los mares, bautizada como la <<sirena de Olot>> (su localidad natal en Girona), se convirtiera en la primera mujer en entrar en el international Marathon Swimming Hall of Fame y que conquistase también la Real Orden del Mérito Deportivo.
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