Los dermatólogos coinciden en que prácticamente la totalidad de los daños ocasionados por la radiación solar pueden evitarse. Lo importante es tener claro qué debemos hacer para protegernos. Para que el sol no te sorprenda este verano, aquí van algunos puntos clave:
1 Todas las pieles son diferentes, así que el primer paso es tener claro el fototipo que corresponde a tu piel (fototipo es la capacidad que tiene tu piel de absorber los rayos solares; se gradúa de I a VI, de más clara a más oscura).
2 Debes aplicar las cremas solares sobre la piel limpia, seca y sin maquillaje. Hazlo media hora antes de exponerte al sol (es el tiempo que le lleva a la piel absorber el filtro).
3 Cuidado con las cremas solares que te hayan quedado del año pasado. Normalmente, los filtros pierden efectividad y pueden no proteger con la misma eficacia.
4 El tono moreno que adquirimos durante el verano es un pigmento -la melanina- que nuestro cuerpo fabrica para bloquear los rayos UVA. Pues aquí va un secreto: los albaricoques, melocotones, las cerezas o el melón estimulan la producción de melanina de forma natural en nuestro cuerpo. Y por su alto contenido de betacaroteno o antioxidantes, también son muy beneficiosas las hortalizas de hojas verdes, la calabaza, las zanahorias -un clásico- y los espárragos.
5 Por último, y aunque no proceda mucho en verano, una recomendación que es casi una regañina: ¡aléjate de las cabinas de rayos UVA! La concentración de radiación en periodos de tiempo es un factor de riesgo que puede costarnos un disgusto a largo plazo.
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