Que hoy podamos disfrutar de muebles prácticos y funcionales, que sirven para decorar y se adaptan a nuestras necesidades de espacio, tenemos que agradecérselo a Charlotte Perriand. Esta mujer, que nació en 1903, huyó de los estilos <<kitsch>> y <<Art decó>> franceses que imperaban en los años 20 y 30 y apostó por un diseño que tenía en cuenta cuestiones ergonómicas, funcionales y formales y que usaba materiales inauditos en el mobiliario como tubos de acero.
No lo tuvo fácil, porque tras estudiar Artes Decorativas, decidió llamar a la puerta de uno de los arquitectos más importantes del siglo XX, Le Corbussier, y éste le dijo: <<Desgraciadamente, en este taller no bordamos cojines>>. Era el año 1927, y a las mujeres aún no se les permitía estudiar arquitectura ni ponerse a fabricar muebles. Como mucho, si sentían interés por el interiorismo, se les dejaba trabajar en los talleres textiles.
Por suerte, después de ver los diseños de Charlotte en una exposición, Le Corbussier rectificó y la fichó para su estudio. Así fue como Perriand se convirtió en pionera del diseño de interiores moderno, creando piezas icónicas como la estantería Nuage o la <<chaise longue>> basculante -más conocida como <<chaise longue Le Corbussier>>-, y combinando modernidad y tradición al usar materiales como el bambú -una madera que la encandiló años después, cuando estuvo exiliada en Japón durante la II Guerra Mundial, aquella experiencia que marcó toda su carrera- y el aluminio o el acero y la madera.
<<Sus diseños son eternos porque tenía en cuenta las necesidades de las personas. Sus muebles no caducan, como los cuadros de Miró o de Picasso. Jamás se repitió y creó entre 200 y 300 muebles a lo largo de sus 70 años de vida profesional>>, explica su hija, Pernette Perriand, que trabajó con ella durante 25 años y fue testigo de cómo creó el mobiliario más actual mezclando <<funcionalidad y poesía en la forma>>.
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