Un ángel le había anunciado a un hombre que le esperaba un futuro maravilloso: tendría oportunidad de hacerse muy rico, alcanzaría gran notoriedad y se casaría con una hermosa mujer con la que formaría una gran familia. Sin embargo, toda su vida esperó que lo que le había prometido se cumpliese y murió solo y pobre. Cuando llegó a las puertas del cielo, se encontró con el ángel y le soltó:<<¡Nada de lo que me auguraste se cumplió!>>. <<Yo no te prometí nada, sino que tendrías oportunidades de conseguirlo>>, le explicó el ángel.
Ante el desconcierto de aquel hombre, prosiguió con su explicación: <<¿Recuerdas que tuviste la idea de montar un negocio, pero a última hora te echaste atrás por miedo al fracaso? Pues años más tarde, un hombre puso en marcha el proyecto y hoy es multimillonario. Igual pasó cuando en tu ciudad hubo aquel devastador terremoto y te quedaste en casa para que no te robaran. Fue la ocasión de haber ganado fama de ciudadano ejemplar. Y, por último, aquella guapa pelirroja a la que no te acercaste pensando que te rechazaría podía haber sido tu esposa y madre de tus hijos>>. Reflexionemos: a menudo se nos ofrecen oportunidades en la vida pero, como este pobre hombre, las dejamos pasar por nuestros miedos e inseguridades.
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