Tenía que recuperar fuerzas, casi no podía andar, tenía una presión tremenda en el pecho, y mi cuerpo estaba helado, la verdad es que creo que el frío lo tenía en mis entrañas, pero tenía que parar de andar. Vi un café y me fui acercando lentamente, era como si estuviera a kilómetros de mi, me costaba horrores andar. En la puerta había un hombre de unos 35 años, era algo y esbelto, estaba fumando un cigarrillo y tenía en la mano una cerveza, al pasar por su lado noté que me echaba una ojeada, más bien era como una radiografía, me imagino que se preguntó cuál sería el motivo de que no corriera por estar mojándome. Era un lugar bonito, de esos a los que van los amigos a charlar, era agradable, con una luz tenue y una música que envolvía todo el ambiente. Vi una mesa al fondo y me dirigí rápidamente hacia ella, no quería que me hicieran más radiografías. Me senté y entonces fui consciente de lo mojada que estaba, me quité la chaqueta e intenté darme calor en los brazos restregándomelos con las manos, el camarero se acercó y muy amable me dijo que si quería secarme un poco que me dejaba una toalla en el baño, le dije que no que muchas gracias y me pedí un café bien calentito. Allí sentada pude relajarme y pensar en todo lo que me había sucedido aquella tarde y mucho más atrás.........
Continuará.....
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