Los fenómenos pasionales que sufrió Anna Karenina son reconocibles en el estado agudo de enamoramiento: * Una enorme atracción (necesidad afectiva) * Identificación mágica con el otro (idealización) * Fusión (sentimiento de reciprocidad) * Proyección (verse a uno mismo en el otro) * Exclusividad (fidelidad sexual) * Atención concentrada * Magnificación del otro * Pensamiento obsesivo * Energía intensa, tanto emocional como sexual * Una capacidad empática desbordante.
Fiarse solo de los sentidos conlleva el doloroso ejercicio de abrir los ojos y no reconocerse.
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