Perder la virginidad suele ser un trámite bastante engorroso y que, por lo general, duele bastante. Cuesta relajarse, dejar hablar al cuerpo, aprender a volar en el deseo, apagar la cabeza para encender la piel y el sentimiento. La virginidad, en fin, es un fastidio. Por eso es conveniente escoger de pareja a alguien a quien verdaderamente quieras y echarle mucha emoción, mucha complicidad y mucho amor para convertir esa primera vez en algo bello. Concentrarse en disfrutar y tener paciencia.
por ROSA MONTERO
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