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domingo, 26 de enero de 2014

El paseo creativo II (Un paso tras otro paso)

"Se hace camino al andar"

ANTONIO MACHADO

Abrimos con uno de los poemas más conocidos de la literatura española, que sigue siendo inagotable en conocimiento e inspiración. En el caso que nos ocupa. Machado nos ofrece la primera de las pistas si queremos conseguir las condiciones necesarias para que nuestro paseo diario sea una fuente de creatividad, reflexión y equilibrio. Veamos cómo debemos afrontarlo.

Sin camino. Exactamente como dice el poeta sevillano, es decir, no vamos a ninguna parte. Hemos salido simplemente a caminar. No vamos andando a hacer un recado o a comprar esto o aquello. No hay más finalidad que el paseo mismo, y para ello nos dejaremos llevar, despreocupados, por nuestros pasos. Sin embargo, es importante no ser repetitivos con el itinerario. Porque si somos capaces de ir por distintos escenarios, también podremos recibir estímulos distintos en nuestros paseos.

Sin compañía. Es nuestro tiempo y nuestro espacio, y es necesario abandonar cualquier ítem que nos distraiga de nosotros mismos. Y con ítem nos referimos especialmente a los tecnológicos. Merece la pena hacer el esfuerzo de dejar el teléfono, la música, la radio... Del mismo modo que cuando un avión está a punto de despegar y nos obligan a desconectar de la tecnología. Nosotros también vamos a despegar.

Sin prisa. Puede resultar obvio, pero es importante recordar que estamos paseando, y para ello debemos llevar un ritmo pausado, tranquilo; acompasados con un respiración sosegada. No tenemos que esforzarnos para avanzar, simplemente cada nuevo paso debe desprenderse del anterior sin casi proponérnoslo. Esta toma de consciencia de nuestros pasos nos vaciará la mente primero para permitirnos conectar con nuestros pensamientos y nuestro lado creativo después.

Con tiempo. Treinta minutos. Ese es le tiempo mínimo necesario para que el paseo sea productivo, relajante e inspirador. En media hora será suficiente para ponernos en marcha e ir dejando que el ritmo nos envuelva y fluir con nuestros pasos. Además, los expertos aseguran que pasear al lado de agua en movimiento, como un río fluyendo o el oleaje del mar, si es posible, así como visualizar escenarios diversos, proporciona una dosis extra de relajación y bienestar.

por GABRIEL GARCÍA DE ORO  

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