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miércoles, 15 de enero de 2014
Nuestras emociones no todas son iguales
En el caso de que tengamos alguna emoción encapsulada. Respecto al resto, a las emociones que vienen y van y que nos convierten en hermosamente humanos, lo mejor es tratarlas como huéspedes tal y como nos sugiere Rumi: "Ser un humano es como estar en una casa de huéspedes./ Cada mañana una nueva llegada./ Una alegría, una depresión, una maldad./ algunas percepciones momentáneas, que aparecen como visitantes inesperados./ Dales la bienvenida y atiéndelos a todos ellos./ ¡Incluso si llega un grupo de lamentos/ que barren violentamente tu casa y la vacían de muebles!/ Aun así, haz los debidos honores a cada invitado./ Quizás te esté enseñando algo para tu regocijo./ El pensamiento oscuro, la vergüenza, la malicia,/ sal a buscarlos a la puerta riendo, e invítalos a entrar./ Estate agradecido a quien quiera que venga./ porque cada uno ha sido enviado como un guía del más allá" (La casa de huéspedes).
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